CRONOLOGIA MÉDICA GENERAL
DESDE LA ÉPOCA
PRECOLOMBINA HASTA 2006
CAPÍTULO I
ÉPOCA PRECOLOMBINA - FINES DEL SIGLO XV
-COMENTARIOS -SIGLO XVI - COMENTARIOS -SIGLO XVII - COMENTARIOS
Primera
etapa de la Medicina en Venezuela, cual es la Medicina Indígena, que se
extiende desde lo ignoto hasta el descubrimiento del país en 1498.
La
Medicina es ejercida por los PIACHES, que son a la vez curanderos, adivinos o hechiceros y sacerdotes.
Males
frecuentes son las “calenturas”,
diarreas con sangre, ictericias, úlceras, bubas y otras afecciones.
Fundamentalmente los procesos infecciosos y parasitarios.
Tratamientos
comunes son exorcismos, unturas, bebedizos y purgantes, yerbas y piedras
bezoares, actos quirúrgicos como amputaciones, circuncisiones y sangrías; y
diversas formas de hidroterapia o balneoterapia. Todo bajo el signo de la
hechicería y la superstición. (Las piedras bezoares o bezares son “concreciones de naturaleza variada que se
hallan en el estómago e intestinos de algunos animales, principalmente
rumiantes, consideradas en otro tiempo como medicamentos”).
El
puerperio es generalmente ambulatorio para la mujer, yacente para el marido, y
todo ello forma parte del rito de la covada.
La
palabra "covada"
evidentemente castellanizada del francés couvade, se ha usado en Venezuela para
denotar la costumbre de fingir el marido el papel de la parturienta y acostarse
él durante el lapso equivalente al puerperio. Sin embargo, no se ha integrado formalmente a nuestro idioma, y
no aparece en los diccionarios más corrientemente utilizados en el país, desde
el clásico de la Real Academia hasta el
reciente de venezolanismos, por lo cual puede considerarse a covada como un
neologismo. Tampoco aparece en diccionarios franceses bilingües como el Códex o
el Cuyás, a pesar de que la voz deriva del francés.
En
cambio, el sinónimo couvade sí se encuentra en algunos diccionarios. En el
Enciclopédico Español Salvat lo definen como originario del bearnés o lenguaje
del Bearn, antigua región francesa, posteriormente integrante del departamento
que fue de los Bajos Pirineos. A su vez se ha considerado el bearnés como una
variante de la lengua de oc o "langue
d'oc" o provenzal. Estrabón consideraba erróneamente a la covada como
peculiar a los bearneses.
También
se encuentra la palabra "couvade"
en diccionarios ingleses tan clásicos y conocidos como la Enciclopedia
Británica, donde aparece con amplia explicación, y el Webster "unabridged" y hasta en el pequeño,
indicándose en todos ellos las estirpes francesas (proviene de couver:
empollar, incubar…).
En
Venezuela, varios autores describen o mencionan la costumbre en referencia,
pero muy pocos emplean los términos covada o couvade. Entre estos pocos, los Dres.
Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro y Ricardo Archila, que usan ambos vocablos en el
notable ensayo histórico LA OBSTETRICIA
EN VENEZUELA, en el que consideran a la covada como un "pseudopuerperio masculino" y dicen en la sección COVADA
del Capítulo Primero:
"Finalizamos el Capítulo
Primero, refiriéndonos a la ‘couvade’ o ‘covada’, término de origen exótico,
pues en cuanto a la práctica en sí misma, ésta existía en el continente
americano antes del descubrimiento. En efecto, aún cuando descrita en La India,
en la Tartaria y muchos pueblos incivilizados en distintas partes del mundo,
América del Sur ha sido considerada especialmente como la tierra clásica de la
covada" (vaya privilegio). ¿No habrá
contribuido la covada a una presunta “flojera”
masculina en algunas tribus u otros sectores suramericanos?
Observará
el lector que al tratar de la época precolombina, dedico a su patología y a su
terapéutica sólo dos brevísimos párrafos. Ello debido a que los textos son
relativamente abundantes en tales aspectos (el último compendio de Historia
Médica Venezolana del Prof. Dr. Rafael Cordero Moreno, editado en 1998, les dedica
seis páginas). De suerte que el interesado tiene de sobra donde documentarse.
En
cambio, he querido ser más amplio al referirme al “rito de la covada”, tratando de proveer lo que generalmente no
existe en algunos manuales de historia médica.
1498
1.
Cristóbal Colón descubre a Venezuela en
su tercer viaje, el 1º de agosto. Aún cuando estaba pautado que el Gran
Almirante siempre tuviera médicos en sus navíos, ignórase si venían en esta
expedición.
Afirma
el Dr. Ricardo Archila en su notable HISTORIA DE LA MEDICINA EN VENEZUELA -
Época Colonial, que "de acuerdo con
una reglamentación impuesta por los Reyes Católicos, las expediciones a Indias
tenían que llevar a bordo un personal ‘para los servicios sanitarios’".
Y agrega seguidamente: "En las
instrucciones dadas a Colón por los soberanos, en Medina del Campo, el 15 de
junio de 1497, se le ordenaba: ‘asimesmo debe yr un físico, e un boticario e un
ervolario e algunos instrumentos e musicos para pasatiempo de las gentes que
alla de estar’".
Respecto
a los médicos que acompañaron a Colón en sus viajes, el Dr. Plácido Daniel
Rodríguez Rivero, el fundador de los estudios de Historia Médica Venezolana,
asienta en su obra capital HISTORIA MÉDICA DE VENEZUELA HASTA 1900, lo
siguiente:
"Es muy sensible que la
historia haya omitido el o los nombres del cuerpo médico de esta tercera
expedición de Colón, que seguramente sorprendió en esta parte del Nuevo Mundo
la labor médica de nuestros piaches; y debemos conformarnos con saber que se
llamaron Maestre Alonso y Maestre Juan los facultativos acompañantes en su
primer viaje; y que fue Álvarez de Chanca, "el primer doctor en Ciencias
Médicas que contempló las luminosas auroras del cielo americano, cuyo sol dio
los brillantes matices a los vegetales que fueron objeto de sus estudios y
admiración" quien figuró en su segunda recorrida.
Este facultativo era el Dr. Diego Álvarez de Chanca (su nombre completo) según
dice el Dr. Ambrosio Perera en su valioso libro HISTORIA DE LA MEDICINA EN
VENEZUELA.
2.
Estímase que la población del país en
este momento es de unos 500.000 indígenas, cifra que algunas opiniones acercan
a 800.000.
3.
Con el descubrimiento de Venezuela en
1498 finaliza una primera etapa de la Historia Médica Venezolana, que comprende
la Medicina Indígena de la época precolombina; y se inicia una segunda que se
prolonga hasta la implantación de los estudios médicos por Campíns en 1763.
1499
Al
tiempo que nace "VENEZUELA" en las riberas del Coquivacoa, llegan en
la primera expedición de Alonso de Ojeda el cirujano Alonso y el boticario
Bernal. Maestre Alonso y Maestre Bernal son los primeros médicos europeos (y
primeros especialistas) que ejercen en el país.
Acerca
de los citados facultativos que vinieron en esta primera expedición de Ojeda,
el Dr. Plácido Daniel Rodríguez Rivero escribe lo siguiente:
"El punto inicial de rigurosa
exactitud histórica de la presencia de médicos europeos en el occidente del territorio
que se llamó Gobernación de Venezuela, data de la primera expedición que bajo
su dirección hizo al territorio americano Alonso de Ojeda".
"Formaron parte interesante de
ella un Cirujano, también llamado Alonso, y un boticario de apellido Bernal, que
con Ojeda izaron velas en el puerto de Santa Catalina, vecino de Cádiz, el 18
de mayo de1499. Era el primero un práctico en Cirugía en la ciudad de Gueta, y
hubo de lucir sus habilidades en los que de la tripulación quedaron heridos por
los indígenas en la reyerta de Chichiriviche o Puerto Flechado. El segundo,
Maestre Bernal, era italiano".
"Estos dos profesionales
fueron los que iniciaron en Venezuela las especialidades, pues si hasta
entonces los piaches resumían todas las ramas médicas, en la expedición de Alonso
de Ojeda tocó a cada uno trabajar en una distinta, quedando desde aquella fecha
independizada la Farmacia, como sucedía en Europa, y como continuó después
aquí".
En
referencia al nombre de VENEZUELA, cabe observar que su origen es en alguna medida
de carácter sanitario, porque la indiada se había ido a vivir sobre el agua en
esa "pequeña Venecia" de
palafitos, huyendo de la terrible plaga de zancudos y otros insectos. Así lo
dice Fray Pedro Simón, citado por Ricardo Archila: "La razón por la que estos indios vivían y viven en el agua es por
más salud y librarse de mosquitos, de que hierve la tierra…".
Y
finalmente, no hay duda de que las primeras curas efectuadas en el territorio
de Venezuela, de que se tenga noticias, estuvieron a cargo del cirujano Alonso "en los que de la tripulación quedaron
heridos por los indígenas…" en Chichiriviche o Pto. Flechado, como
asienta Plácido Daniel Rodríguez Rivero.
Al
finalizar el siglo, la situación es prácticamente la misma que en la época
precolombina: dos años de conquista no modifican en nada la patología ni las
costumbres médicas en el país.
1502
Con
la segunda expedición de Alonso Ojeda llega el boticario Diego de Montes de
Oca.
1530
Por
esta época ejerce el aventurero y "diestro
cirujano" Hernán Pérez de la Muela, quien asiste al primer "adelantado" y Gobernador
Welser, Ambrosio Alfinger. Pérez de la Muela había llegado al territorio en
1529 con la expedición de Hans Seissenhofer, llamado por los españoles "Juan el Alemán" (Hans
Seissenhoffer), y se encontraba en Coro cuando regresaba Ambrosio Alfinger,
muy enfermo con un severo paludismo, de su primera expedición a la zona del
Lago de Coquivacoa. Llamado para asistirlo, Pérez de la Muela lo hizo y le
aconsejó proseguir hasta la Hispaniola o Española, hoy Santo Domingo, donde se
podría contar con más recursos. Hízolo así Ambrosio Alfinger en junio de 1530 y
Pérez de la Muela lo acompañó en ese viaje de salud. Así parece corroborarlo Ricardo
Archila al referirse a un pasaje del Hermano Nectario María:
El
Hermano Nectario María en su citado libro Los Orígenes de Maracaibo (pág. 146)
nos dice: "Tan pronto como Ambrosio Alfinger
llegó de Maracaibo, como enfermo, fue asistido por este facultativo... y le
aconsejó que se fuese a curar a Santo Domingo, porque la enfermedad era grande
y los aparejos no los avía en este tierra como los abría en Santo Domingo, y
este testigo fue con el dicho Mícer Ambrosio a Santo Domingo y estuvo con él
hasta curarle". (Archivo General de Indias, Justicia, 65. Declaración
de Hernán Pérez de la Muela, folio 71).
Aunque
el párrafo anterior proviene de cuatro fuentes (Ricardo Archila, el Hermano
Nectario María, el Archivo de Indias y el mismo Hernán Pérez de la Muela), sí
queda claro lo que interesa: que Pérez de la Muela declara haber asistido y
acompañado a Ambrosio Alfinger hasta Santo Domingo.
Otro
particular de interés, concerniente a Pérez de la Muela, es que el Hermano
Nectario María, citado por Ricardo Archila y por Febres-Cordero, le atribuye
haber sido el primer "físico"
que se radicó en Venezuela. Sin embargo, sobre la permanencia de Pérez de la
Muela en el país, profundiza bastante más el Dr. José Rafael Fortique (Véase "HERNAN PÉREZ DE LA MUELA, PRIMER MÉDICO
EUROPEO ESTABLECIDO EN VENEZUELA", Primera y Segunda Partes.
1531
Las
expediciones al Orinoco inícianse con la de Diego de Ordaz, quien como después
don Jerónimo de Ortal, lleva recursos médicos en ella. Ordaz trata las heridas
por flechas envenenadas con "cauterios y de fuego". El veneno era una
preparación con base de curare, usada principalmente en las riberas del
Orinoco.
El
Dr. Isaac Pardo Soublette, en su hermoso libro ESTA TIERRA DE GRACIA, se
refiere a ese tratamiento utilizado por Ordaz. "En la guerra de los cochinos, en Uyaparí, salieron trece soldados
heridos de flechas envenenadas y Ordaz en la cura dellos hizo cierta
experiencia de cabterios de fuego que él sabía e ninguno de los dichos
españoles murió. El método parecía bueno, pero subsistía la duda, la fecunda
duda científica. En Tuy hizo pinchar a dos indios viejos y les aplicó el
cauterio. Los indios no murieron. Y no satisfecho todavía, repite la prueba ‘en
dos indias viejas y dolientes que tenía e las hizo curar’". Y agrega
en párrafo aparte:
"El documento es precioso para
la historia de la ciencia: Las dichas indias murieron de su muerte natural y no
con Rabia ni con las bascas que suelen morir los que están heridos de yerba,
las cuales experiencias dicho gobernador hizo hacer para atajar la dicha yerba
e saber el secreto e remedio della e por animar la gente de su compañía que
tenía mucho temor e así lo dezía e publicaba e en todo se mostrava ser servidor
de su Majestad e procurar el pro de los españoles…".
Y prosigue:
"Por este episodio, y por otro
muy famoso que hemos de conocer más adelante (alude a la operación que habría
de hacer don Diego de Montes de Oca a Felipe de Hutten) vemos que aquellos
paladines fueron también audaces precursores, en carne india, de la Medicina
experimental".
1532
El
primer "adelantado" y gobernador
Welser, Ambrosio Alfinger, en el curso de su segunda expedición a Nueva
Granada, decide remitir a Coro 30.000 pesos oro que había recogido con
veinticuatro hombres de confianza al mando del capitán Íñigo de Bascona o
Vasconia. Extraviáronse irremediablemente y entonces enterraron el oro al pie
de un árbol. Mas "como sus fuerzas
del todo le iban faltando, acordaron y de hecho lo hicieron, de ir matando a
los pocos indios e indias que les habían quedado de servicio e írselos comiendo
cada día el suyo.... sin dejar cosa de ellos, tripas ni lo demás, porque nada
les sabía mal; y aún sucedió que matando al postrer indio, y arrojando cuando
lo hacía cuartos el miembro genital... era tanta el hambre rabiosa de un soldado
llamado Francisco Martín (relator del suceso) que como perro arremetió y lo
cogió y se lo engulló crudo diciendo: pues esto arrojáis en estas
ocasiones?...". "Dividiéronse
luego unos de otros por temor de que el hambre los obligara a matarse entre sí.
Cuatro que partieron juntos encontraron unos indios que les socorrieron con
maíz y raíces: pero pareciéndoles poco cayeron sobre ellos, mataron a uno y
tostaron la carne para que les sirviese de viático". (La cita es de José
Gil Fortoul quien en llamada al pie de página menciona a Fray Pedro Simón, Juan
de Castellanos y José de Oviedo y Baños).
El
episodio es muy interesante, porque allí ocurre "el primer acto de canibalismo que registran las crónicas
venezolanas", según José Gil Fortoul; y porque ahí aparece también por
vez primera Francisco Martín, figura muy conocida en la historia de la
primitiva Medicina venezolana.
Este
primer caso de antropofagia en Venezuela tiene la particularidad de ser lo que
me atrevo a considerar un canibalismo inverso, porque no se trata de que
salvajes coman civilizados, que es lo habitual, sino de civilizados que comen
salvajes.
En
cuanto a Francisco Martín, habiendo sido el único sobreviviente de la
expedición que Ambrosio Alfinger encomendó a Íñigo de Bascona, como dice quizá más
que la historia la leyenda, se convertirá después en un famoso curandero, un
piache asimilado, primero en Los Andes y después en la región del Coquivacoa y
concretamente en Maracaibo, donde aprendió a curar sobre la base de "humo, soplos y bramidos", según
Francisco López de Gómara o "lamidos",
según otras versiones, llenando buena parte de la historia médica venezolana
del siglo XVI.
1540
a 1546
Primera
operación quirúrgica formal efectuada con éxito en el país, de que se tenga
noticias: Felipe de Hutten, Capitán General o Gobernador Welser de Venezuela,
quien se hallaba gravemente herido, es operado con todo éxito por don Diego de
Montes de Oca, después de haber reproducido éste la herida y ensayado la operación
en un indio viejo.
El
tal don Diego de Montes de Oca, llamado con el tiempo "el Venerable", madrileño, "diestro cirujano y célebre varón de Medicina" como lo
versificase el cronista-poeta Juan de Castellanos, creen unos ser el mismo
llegado con Alonso de Ojeda hacia 1502, y otros haber venido en 1535
acompañando a Jorge de Spira, a quien habría de seguir en su desastrosa
expedición por los llanos de occidente y del sur, desde ese año hasta 1538.
Posteriormente marchó con Felipe de Hutten (o Utre o Urre o Uten, como gustan
llamarlo algunos historiadores de habla hispana) en la que éste condujera por
ruta casi idéntica a la de Jorge de Spira. Y es entonces cuando tiene lugar el
conocido lance que motivó la famosa intervención de Diego de Montes de Oca.
En
efecto, hubo de llegar Felipe Hutten con su expedición a Macatoa, en la comarca
de los hospitalarios guayupes, a orillas del río Papamene, ahora Guaviare. Ya
repuesto allí de enfermedades y fatigas, desoyendo consejos y en su frenesí por
El Dorado, prosiguió su marcha hasta internarse en la tierra de los belicosos
omeguas... Creyendo avistar una gran ciudad que a lo mejor tomaría por Manoa
(la legendaria capital de El Dorado), adelantose impetuoso e imprudente hasta
encontrarse de improviso con uno de los agresivos omeguas, quien le infirió
tremendo lanzazo en el hemitórax derecho.
Entonces
fue cuando don Diego de Montes de Oca efectuó la operación que se ha hecho
célebre, para lo cual ideó el recurso tan ingenioso como cruel de hacer buscar
un indio viejo, ponerle la misma ropa que vestía Felipe Hutten al ocurrir el
lance, montarlo a caballo, y darle un lanzazo (que lo dejaría muerto allí
mismo) igual al de Hutten, con lanza igual a las que usaban los omeguas, todo
esto a fin de reproducir la herida lo más exactamente posible, para ensayar
acto continuo la operación más adecuada y hacerla seguidamente al Welser, como
en efecto la hizo con todo éxito. Todas las crónicas coinciden en que Felipe de
Hutten soportó admirablemente (¡Cuán lejana todavía la anestesia...!).
Al
describir la operación, Plácido Daniel Rodríguez Rivero utiliza la narración de
José de Oviedo y Baños, mientras que Ricardo Archila recomienda la de Fray
Pedro Aguado. Véase lo más importante de la de Oviedo, cuyo valor histórico
puede compensar una notoria incoherencia.
"Determinado, pues, este
soldado (aunque no entendía de cirugía) a curar a Felipe de Utre, como la
herida era entre las costillas y no había tientas para reconocer si estaba
superior a las telas del corazón, o las había lastimado; discurrió de un modo
tan singular como temerario para salir de esta duda; y fue que con beneplácito
del Cacique cogió un indio, el más anciano del pueblo (que debía ser esclavo) y
montándolo a caballo con el mismo sayo de armas que tenía Utre hizo que otro
indio por la misma rotura lo hiriese con una lanza semejante a las que usaban
los omeguas: prueba que le costó la vida al miserable, pues abriéndolo después
de hacer la anatomía, de que necesitaba para asegurar su cura halló que sin
lastimar las telas había sido la herida superior; y libre con esta experiencia
de la duda, rompiéndole más con un cuchillo para que quedase manifiesta la
herida, le hizo ciertos lavatorios con agua de arrayán y otros compuestos, que
fueron bastantes, para que meciéndolo de una parte para otra expeliese la
sangre que se le había cuajado dentro, dejándolo en disposición que quedó sano
del todo en pocos días, con notable admiración del Cacique y demás indios, que
absortos ponderaban el sufrimiento y valor con que el paciente toleró los
martirios de la cura", y agrega Plácido Daniel Rodríguez
Rivero que "la salvación de Utre le
hizo tal aura de prestigio médico al cruel Venerable, que quedó consagrado como
uno de los más grandes curanderos de entonces".
Al
ingenioso cirujano don Diego de Montes de Oca le quedó tiempo hasta para
acompañar a don Diego de Losada en la fundación de Caracas (en 1567) y luengos
años para ejercer su profesión y disfrutar su fama, hasta que murió "decrépito" y venerado en la "muy leal" ciudad de El
Tocuyo; y desde luego, como el primer cirujano conocido en Venezuela.
1565
Para
este año ya existe el Hospital de Santiago o de Lázaros, en Nueva Segovia de
Barquisimeto, que fue tenido como el primero que hubo en Venezuela, fundado por
el clérigo Fray Pedro del Castillo, muy probablemente precedido por otros
hospitales en Cubagua, La Asunción, Coro y el Tocuyo. Según Ricardo Archila, "la primera referencia concreta,
contenida en una Cédula Real respecto a hospitales en nuestro país",
especifica un hospital en la Isla de Cubagua, año de 1532.
1567
El
25 de julio don Diego de Losada funda la ciudad de Santiago de León de Caracas.
1568
Perece
en combate el indio Tiuna, quien "fue
el piache o médico sacerdote de más renombre en la tribu de los caracas y regiones circundantes”.
1569
En
14 de octubre, el licenciado don Luis de Rojas, médico, y don Juan Díaz de la
Puerta, cirujano mayor, desembarcan en la región cumanesa con la expedición de
Diego Fernández de Zerpa o Serpa o Cerpa.
1577
El
Gobernador Juan de Pimentel traslada la capital de El Tocuyo a Caracas, la cual
tiene para la época unos 2.000 habitantes; y en la relación hecha por él como
Gobernador, le atribuye al sarampión y a la viruela "la desaparición de una tercera parte de los habitantes de la
provincia".
1580
Primera epidemia de viruela
conocida en Venezuela, probablemente traída por esclavos negros importados de
Guinea, la cual mata "más de la
mitad de los indios de la Provincia", según José de Oviedo y Baños
citado por Ricardo Archila. Sin embargo, según Ceferino Alegría, "el dato conocido de mayor antigüedad
de la viruela en Caracas se refiere a 1572...”. Oviedo también menciona el
sarampión para la época. La viruela es la
primera de las enfermedades pestilenciales que aparece en Venezuela.
1583
1.
Este año llega
de España don Miguel Gerónimo, primer médico que ejerce en Caracas (hasta
comienzos del siglo XVII).
2.
Comienza a
figurar la ermita de San Clemente en Coro, con una sala de enfermos anexa.
1588
Segunda
epidemia de viruela en Venezuela.
1598
Tercera
epidemia de viruela.
1599
Cuarta
epidemia de viruela.
En
este siglo el paludismo diezma casi todas las expediciones; ocurren
cuatro epidemias de viruela (1580, 1588, 1598, 1599); y como se ha dicho, el
curioso Francisco Martín (el
único superviviente de la expedición que en 1532 Ambrosio Alfinger encomendó a Íñigo
de Bascona) ejerce en Maracaibo con base de "humos, soplos y bramidos" según Francisco López de
Gómara.
Los
piaches indígenas van cediendo terreno a los curanderos criollos, y la
hechicería y superstición al empirismo, que se desarrollará al máximo en los
siglos XVII y XVIII.
En
este siglo tiene lugar un proceso de transculturación de razas, religiones y
costumbres.
Durante
este siglo XVI alcanza su apogeo la bárbara guerra de conquista. En una
Historia de la Medicina es necesario registrar las guerras entre los fenómenos
naturales o sociales que ponen en peligro salud, vida y bienestar, como
cualquier epidemia o serie de epidemias, o aún con mayor razón, ya que a
diferencia de éstas, en las que más sucumben los débiles y tarados, las guerras
escogen sus víctimas dentro de lo más fuerte, maduro, productivo y creador de
los pueblos. Las guerras repercuten cuantitativa y cualitativamente sobre la
población al aumentar específicamente la mortalidad; disminuyendo la tasa de
natalidad al destruir selectivamente los sectores demográficos de mayor
nupcialidad y fecundidad, y creando miseria, hambre y desnutrición al acabar
con las fuentes de producción y de trabajo. ¿Cuántos no sucumbieron el plomo, acero y martirio de
los conquistadores? ¿Cuántos de éstos a las armas de los americanos?
1602
Este
año comienza a funcionar en Caracas el Hospital
de San Pablo (exclusivamente para hombres), el primero de la capital, llamado algunas veces Real Hospital
y Real Hospital de San Pablo.
Esta
sinonimia quizá haya contribuido a la creencia de que el Hospital de los “Reies” o de los Reyes -que
comenzó a construir a fines del siglo XVI el progresista gobernador y Capitán
General don Diego de Osorio- y el de San Pablo eran una misma cosa. "La versión exacta - dice Ricardo Archila
- es que el Hospital de los “Reies” no fue concluido; en realidad se construyó
uno nuevo: el de San Pablo. Así pues, podemos afirmar que en Caracas hubo la
tentativa frustrada de un hospital pionero a fines del siglo XVI pero que, en
verdad, la asistencia hospitalaria no comenzó sino a principios de la centuria
del XVII, siendo el Hospital de San Pablo el primer nosocomio efectivo que tuvo
la ciudad".
Y
el mismo Ricardo Archila precisa: "No
cabe duda, pues, que 1602 marca el punto de partida de la existencia del
Hospital de San Pablo. Para el 22 de agosto de ese año, el escribano Público
del Ayuntamiento, Pedro Gutiérrez de Lugo, certificaba que ya el hospital
estaba ocupado y que se atendían en él cuatro enfermos, con especificaciones de
sus nombres completos".
1607
1.
Para esta época el cirujano Francisco
Díaz y el Licenciado Etor Méndez ya residen en Trujillo.
2.
Fundado el Hospital de Santa Ana en
Maracaibo, gracias a los esfuerzos de doña Inés del Basto (o "del
Vasto" en documentos más antiguos), esposa del alguacil mayor de la
ciudad, don Francisco Hortiz u Ortiz. Con la ayuda de éste y de los indios
Gaspar y Magdalena, Doña Inés del Basto asiste enfermos allí, y por
consiguiente actúa como enfermera, la primera en la historia médica del país
hasta demostración en contrario. Este hospital llamaríase "de
Caridad" desde comienzos del siglo XIX (hacia 1810); y en el mismo sitio,
o contiguo, se levantaron después un hospital militar (hacia 1815), una cárcel,
la Iglesia de "Santa Ana" y desde 1865, la Casa de Beneficencia,
fundada en 1860, hoy Hospital Central Dr. Urquinaona.
Puede
pensarse que quien dio nombre a una institución médica fue un médico o, en todo
caso, una figura distinguida en ese campo. Pero la verdad es que el doctor Antonio
José Urquinaona Bracho no era médico sino abogado, con gran espíritu público y
otros méritos tan relevantes, que se vio obligado a retirarse (¡) a Colombia y “refugiarse” (¡) (la palabra es del
diccionario de la Fundación Polar) en Cúcuta, donde murió en 1872. ¿Quién
entiende esa increíble paradoja? (“Haz
bien y… espera el leñazo”) como en el dicho criollo.
Quizá
hubiera sido mejor para el Dr. Antonio José Urquinaona Bracho seguirse por la
melancólica poesía de Fray Luis de León:
“Dichoso
el humilde estado
del
sabio que se retira
del
aquiste mundo malvado”
1614
Severa
epidemia de viruela azota a Caracas; y en esa ocasión, por requerimiento del
Cabildo, presta servicios en la asistencia a los enfermos la viuda Ana de Haro,
otra de las primeras mujeres que actúan como enfermeras en el país, "y que dixo que sí lo haría
pagándosele". Con lo cual viene a ser la primera enfermera remunerada
y por consiguiente profesional de que se tenga conocimiento en Venezuela.
1623
El
Obispo Fray don Gonzalo de Angulo funda en Coro el Hospital de Santa Ana, en el
sitio de la sala de enfermos y ermita de San Clemente.
1625
Este
año ya existe el Hospital Real de El Tocuyo.
1641
Primer
terremoto de Caracas, llamado "de
San Bernabé" el 11 de junio, en que perecen unas doscientas personas, "lo que equivale, dada la escasa
población de entonces, a una proporción altísima de víctimas". Lo había anunciado en las
calles "el loco" Saturnino
(a) "Ropasanta",
personaje popular. Caracas no llegaba a los 6.000 habitantes.
¿Y
cómo fue lo de "Ropasanta"?
Veamos lo que al respecto nos dice el Prof. José Antonio Calcaño:
"Caracas tenía, además de cura
y barbero, su loco popular, para que nada le faltara. Este personaje era el
loco Saturnino, a quien los muchachos revoltosos llamaban
"Ropasanta". Era pacífico e ingenioso. Se le veía a diario por los
sitios más concurridos; era, sin duda, protegido o socorrido por algunas
familias pudientes. En los primeros meses de 1641, Ropasanta cruzaba las
calles, acaso con los pies descalzos y algún andrajoso calzón, murmurando esta
quintilla, hija de su ingenio, que comenzaba a ser también ingenio callejero de
Caracas:
"Qué
triste está la ciudad
perdida
ya de su fe,
pero
destruida será
el
día de San Bernabé
quién
viviere lo verá"
Aludía Saturnino al cúmulo de
murmuraciones, intrigas y habladurías que tomaban cuerpo debido al carácter
duro y al proceder voluntarioso y abusivo de Fray Mauro"...
(Fray Mauro de Tovar, el obispo).
"La gente poco caso hacía de
las palabras de Ropasanta, quien proseguía su letanía interminable, repitiendo
hasta la saciedad su acostumbrado estribillo: ´Quien viviere lo verá´".
"Llegada
ya la víspera de San Bernabé, modificó el popular personaje su profecía,
cambiándola de este modo":
"Téngolo
ya de decir
yo
no sé lo que será
mañana
es San Bernabé
quien
viviere lo verá”
"Y ya al anochecer, con una
piedra a cuestas, tomó el camino del cerro del Calvario, advirtiendo a cuantos
encontraba a su paso, que pasaría la noche a cielo abierto, porque al siguiente
día Santiago de León bailaría como un trompo".
"Al día siguiente se cumplió
la profecía de Ropasanta, la cual se dice que fue también repetida por un niño
de la ciudad".
¿Y
cómo se explica científicamente la premonición de Ropasanta y, en general, las
premoniciones? El eminente psiquiatra Prof. Dr. Ricardo Álvarez, en el capítulo
"Caso de Saturnino o Ropasanta"
de su Historia de la Psiquiatría Venezolana, se refiere así al fenómeno:
"Para finalizar diremos que no
sería ilógico suponer en Ropasanta algún proceso paranoide de ideas o
pseudopercepciones místicas que, a raíz del infausto suceso, hubiese
evolucionado hacia una fijación retrospectiva propagada luego por él mismo en
natural movimiento de desahogo".
Desde
luego que este pronunciamiento no muy claro del Dr. Ricardo Álvarez no responde
a la pregunta (cómo se explican científicamente las premoniciones), es decir,
no diagnostica lo que pasó en el cerebro de Ropasanta antes del terremoto sino
después ("a raíz del infausto
suceso..."). Pero la opinión no carece de valor histórico, porque
cuando menos permite deducir que entonces, todavía en 1942 (fecha en que
apareció el libro del Dr. Ricardo Álvarez) no habían llegado a la
Psiquiatría venezolana los conocimientos debidos a las investigaciones que ya
habíanse iniciado en 1934, especialmente por J. B. Rhine en la Universidad
Duke, EEUU, en el campo de la percepción extrasensorial y en general de
la Parapsicología.
Por
razones análogas a las expuestas a propósito de las guerras, la Historia de la Medicina
también debe tomar en cuenta las catástrofes naturales o siniestros al lado de
aquellas y de las enfermedades, como causas de mortalidad, como riesgos para la
salud, la vida y el bienestar, y como acontecimientos de importancia creciente
en la medida en que también crecen la población y las masas. Los accidentes y desde luego esos accidentes como los
siniestros o catástrofes colectivos, constituyen importantísimos capítulos en la
moderna Epidemiología.
1642
El
cirujano Alonso de Heredia (sin título universitario) va con la expedición del
gobernador Ruy Fernández de Fuenmayor a Maracaibo.
1648
Aparece
por primera vez la peste bubónica en Venezuela (Isla de Margarita).
1649
1.
Primera
farmacia en Caracas, de Marcos Portero que sucesivamente pasará a manos de
Ponce de León, Ángelo Bartolomé Soliaga y Pamphilio, y Antonio Valdéz.
2.
Por
esta época se inicia la contratación de médicos para las minas de Aroa (primer
indicio de Medicina Industrial), entre los cuales figuran Pedro Manuel, barbero
y cirujano; Diego Ximénez Lozano, cirujano, y Juan Bautista Nicolás. A Diego Ximénez
Lozano se le abonan 5.754 reales por dos años de servicio.
1658
Espantosa epidemia en Caracas,
considerada la primera de peste bubónica sufrida por la
capital, que entonces tiene ocho mil habitantes. Dos mil muertos en 70 días: ¡25% de mortalidad! (No se puede
calcular la letalidad porque no se
conoce el número de casos). Caracas
parece una ciudad muerta y según Luis Alberto Sucre, citado por Ricardo Archila
y por Ceferino Alegría, "sólo interrumpe el silencio... la voz
de los que en públicas rogaciones, vestidos de hábitos en señal de penitencia,
van rezando por las calles:
“Aplaca,
Señor tu ira,
tu
justicia, tu rigor;
dulce
Jesús de mi vida
¡Misericordia,
señor!”
En
toda la historia de Santiago de León, jamás ha habido una catástrofe comparable
con esta peste"
al
decir del Profesor José Antonio Calcaño.
Seguidamente
la epidemia extiéndese a todo el territorio de la Gobernación, donde produce
10.000 muertes.
1661
Vive
Caracas una época sombría de langostas, ratas, sequía y hambre.
1662
En
Caracas el célebre curandero Juan de Espinoza comienza a ejercer las
cuatro profesiones de barbero, médico, cirujano y boticario, y a formar escuela
de empíricos que va cobrando fama con el tiempo.
1668
El
Licenciado Luis de Espinoza, famoso por sus estrambóticas recetas (más propias
de piache que de médico), asiste en Trujillo al Obispo Fray Alonso Briceño.
Entre
las prescripciones hechas por el Licenciado Espinoza al obispo Briceño figuran "zumo
de mastuerzo", "palomas
abiertas por el vientre en la boca del estómago", "plantillas de piel
de gato negro" y "agua en taza de plata dorada con piedras
bezares".
1669
Radícase
en Trujillo el Dr. Cristóbal Valdéz
Rodríguez de Espina, probablemente el más capacitado de su época; y firma
contrato con los notables de la ciudad para establecer una farmacia. Años
después, en 1678 y debido a un lance personal suyo, decidió trasladarse a
Carora, donde llegó ese mismo año a ser Alcalde.
1671
Por
disposición del Cabildo de Caracas, y con anuencia del Gobernador, desde esta
fecha aplícanse medidas sanitarias a los barcos que llegan a La Guaira; una de
las primeras manifestaciones de Sanidad marítima en Venezuela.
1672
Gradúase
de licenciado y de Doctor en Medicina en México, Juan de Brizuela,
caraqueño que estudió allí donde llegó a ser Profesor de Prima de Medicina y
protomédico. Juan de Brizuela fue el primer venezolano que se doctoró en
Medicina y el único que lo hizo en el siglo XVII.
1673
Llega
de España el médico Ángelo Bartolomé Soliaga y Pamphilio acompañando al Obispo Antonio
González de Acuña, y se queda en Caracas.
1691
En
Caracas, el 17 de diciembre inaugúrase, al lado del Hospital San Pablo, el
Hospital de Nuestra Señora de la Caridad, exclusivamente para mujeres y
con capacidad para ocho camas. Fue hospital, hospicio y reformatorio.
1693
El
Cabildo de Caracas, a petición del Regidor Baltazar de Soto, enjuicia al
curioso Portugués Joseph Caraballo o Caravallo, por declarar sanos unos
variolosos en descamación que llegan al país; lo que se ha sospechado pudo
haber contribuido a la gran epidemia del año siguiente en La Guaira.
1694
1.
Terrible epidemia de viruela en La
Guaira, contra la cual luchan allí el cirujano don Gerónimo de Pagola, enviado
por el Cabildo, y el Dr. Joseph Roys Carvallo, enviado por el Gobernador.
2.
Primera epidemia de fiebre amarilla en
Caracas.
3.
El cirujano Francisco Guerra Martínez,
denuncia a José Caraballo y a Miguel Díaz de Perea o de Perca por ejercicio
ilegal de la Medicina. Quizá sea éste el primer caso de denuncia por ejercicio
ilegal.
1696
1.
Al entrar el año hay todavía fiebre
amarilla en Caracas (que tiene 6.000 habitantes según Censo del Gobernador
Francisco de Berroterán) y en esos días el cirujano Francisco Guerra Martínez
(obligado por el Gobernador, con quien se la pasaba de pleito) realiza la primera autopsia en Venezuela.
2.
Inaugurado el Colegio Seminario de Santa Rosa, en Caracas,
asiento de la Universidad de 1725.
1698
Primera
referencia documental sobre tuberculosis en Venezuela: el médico vienés
Albertus Millier expide certificado de defunción a un paciente que muere de "héctica calentura".
En
este siglo regístranse trece epidemias de viruela.
Llegan
a Venezuela aproximadamente 56 médicos (sin incluir barberos-sangradores) para
las minas.
Se manifiesta en Caracas la primera
reacción contra el curanderismo. Desarróllase el oficio
de comadronas. Primera farmacia.
Va
apareciendo la tuberculosis.
La profesión médica muestra una
amplia variedad de "especialistas"
(titulares y empíricos): médicos, boticarios, cirujanos, barberos, algebristas,
sangradores, herbolarios, romancistas, latinos, curiosos y curanderos.
Los
barberos, desde muy antiguo, trasplantando en América una vieja
costumbre de Europa, habían venido desempeñando también labores quirúrgicas; y
hasta nosotros llegaron las dos categorías de barberos-sangradores o
barberos-flebotomistas y de barberos-cirujanos. Los algebristas,
llamados a veces sobadores, dedicábanse a reparar fracturas y lujaciones
al álgebra quirúrgica; fueron los precursores de los modernos traumatólogos.
Los herbolarios fueron los antecesores de los más recientes yerbateros. Los
Latinos eran los "cirujanos
mayores", que habían hecho sus estudios en latín. Por el contrario,
los "cirujanos menores",
que no conocían el latín, no podían prescribir sino en lenguaje corriente, en
romance, y por ello se les llamaba romancistas.
Durante
este siglo, la Medicina misionera ejerce su influencia en la práctica médica.
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